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“La tomemos como la tomemos, la educación no está libre de valores. Tiene que ser ideológica. Si educar es dirigir, formar el carácter o la personalidad, llevar al individuo en una determinada dirección, la educación no puede ser neutra. Las finalidades educativas son valores en la medida en que son opciones, preferencias, elecciones”. Camps (1990)
Los cambios y desafíos que los tiempos presentes solicitan; nuevas corrientes tecnológicas, planteamientos de la demanda social… exigen la necesidad de proporcionar una formación integral del alumnado que garantice un desenvolvimiento social, emocional, afectivo, y los conocimientos necesarios para desempeñarse eficientemente. Esa demanda social se ha constituido en una serie de asuntos de interés para la educación, que se presentan en el conjunto de las áreas curriculares como temas transversales. Los temas transversales hacen referencia a problemas y conflictos que afectan actualmente a la naturaleza, a la humanidad y al propio individuo. Tienen un carácter transversal, tanto en el espacio como en el tiempo; se desarrollan desde las áreas curriculares (con un planteamiento globalizador o interdisciplinar) pero también impregnan todo el currículum (el ambiente, la vida y las relaciones sociales del centro). No hacen referencia a ningún área curricular concreta ni a una etapa educativa en particular, sino que deben trabajarse a lo largo de toda la escolaridad obligatoria. Se trata de educar en valores. La educación en valores a través de la música es una tarea compleja, pero imprescindible en la que todos debemos colaborar: alumnos, padres, maestros… Con la música fomentamos el aprecio racional por aquellos valores que permiten convivir junto a los que son diversos. En la música se aprende a no quedarse en los valores inmediatos sino a trascender hacia todo aquello a lo que ellos mismos remiten. Uno aprende el arte de trascender, de dar a la mirada y la inteligencia largo alcance, amplitud y penetración: las tres condiciones básicas de una forma madura de ver y entender. Estas premisas ofrecerán a las demás materias la capacidad de actuar con unos fines éticos valorados, unos motivos para su estudio y aplicación, una diversificación de conocimientos y una visión mucho más global de la realidad. De esta manera al tratar los temas transversales a través de la música, transmitimos valores a la educación y la acompañamos de un ideal de vida y de un proyecto de sociedad. Artículo realizado por: Rocío Belinchón Álvarez. Todos los derechos reservados. |
